Traducció al català aquí Nos despertábamos hace unos días con la noticia de que 11 diputats catalanes habían sido citados por el juez Eloy Velasco para declarar en la Audiencia Nacional. Las citaciones se enmarcan en el juicio en el que se hallan encausadas 21 personas por la movilización que, ante el inicio del debate presupuestario en el Parlament, el movimiento 15M catalán convocó el pasado día 15 junio.
Además de a varios diputados de CIU, PSC y SI, como Artur Mas, Montserrat Tura o Alfons López Tena, Velasco también tiene intención de tomar declaración a Joan Boada y Salvador Milà, ambos miembros del grupo parlamentario de ICV-EUiA. Mientras que no tengo noticias de que Milà se haya pronunciado públicamente al respecto, numerosos periódicos han publicado que Boada se niega a declarar ante la Audiencia Nacional. Boada declara en una entrada en su blog del día 25 de octubre que la Audiencia Nacional, a la cual considera un “organismo judicial obsoleto”, no debería juzgar lo que pasó el 15 de junio. A continuación afirma que ningún diputado ni diputada de ICV-EUiA ha denunciado en ningún momento que se les dificultara ir a trabajar ese día. Finalmente, informa a sus lectores y lectoras que lleva intención de escribir al juez Velasco para solicitarle que le dispense, junto a su compañero de grupo parlamentario, de ir a declarar. Reitera que “ellos” (supongo que se refiere a su partido) no quieren colaborar con la criminalización del movimiento que está llevando a cabo la derecha catalana y acaba recordando que el responsable político de lo que pasó aquel día fue el conseller d’interior, Felip Puig.
Como no sería la primera vez que integrantes de la socialdemocracia me llaman sectaria cuando les hago una crítica, he intentado leer las declaraciones de Boada de manera detallada y rigurosa. No es que de repente me haya vuelto boadista, pero sí pienso que una toma de posición contundente por parte de un grupo parlamentario contribuiría a dar fuerza a la campaña anti-represiva que el movimiento está llevando a cabo en solidaridad con las indignadas e indignados encausados.
A priori se deduce de la lectura del texto de Boada que éste está en contra del actual ataque jurídico-político contra el movimiento 15-M llevado a cabo por la derecha catalana y española. Incluso llega a abogar por la supresión de la Audiencia Nacional. Hasta aquí bien.
Sin embargo, en línea con la postura de su partido durante los últimos meses respecto a la movilización del 15 de junio, las palabras de Boada en realidad se encuentran llenas de ambigüedad. En primer lugar cabe aclarar que no afirma en ningún momento, como ya han anunciado a bombo y platillo numerosos medios de comunicación, que no vaya a declarar en la Audiencia Nacional. El título de su escrito se limita en realidad a informar de que “jo no vull anar a declarar a l’Audiència Nacional” y que si lo acaba haciendo será “por obligación”, lo cual, a mí, más que a rebeldía me suena a profecía autocumplida. Respecto a la legitimidad del juicio, así como de la AN, si bien Boada afirma estar en contra del ataque de la derecha catalana contra el conjunto del movimiento, así como de la misma existencia de la AN (a diferencia de su postura durante la persecución a Núria Pòrtulas, cuando Boada, entonces secretario general de Interior, sentenciaba que ésas “eran las reglas del juego”), en ningún caso se opone a que se procese a la “minoría” que efectuó aquél día, según su vívida enunciación, “insultos, amenazas, escupitajos, golpes y pintadas”. Muestra desacuerdo con que el juicio se lleve a cabo en la AN pero en ningún momento exige la absolución de las encausadas. Intenta distanciarse de la derecha garantizando que ningún diputado de ICV-EUiA denunció los hechos pero olvida demandar la anulación del juicio y la retirada de los cargos que pesan sobre los encausados, contribuyendo de esta manera a la intencionada estrategia convergente de distinguir entre buenos y malos; entre pacíficos y violentos; entre simpáticos y anti-sistema. Es más, en su apresurado intento de redención en tanto que “buen progresista” olvida mencionar que la mañana del 15 de junio el Parlament aprobó por unanimidad (es decir, con el acuerdo ICV-EUiA) un comunicado de condena de la movilización de las indignadas contra el debate presupuestario catalán más anti-social de la historia de la democracia representativa. De esta manera, que Joan Boada no haya efectuado una denuncia formal contra ningún activista del movimiento, no cambia el hecho de que una fuerza parlamentaria que se auto-denomina de izquierdas y transformadora se alineó ese día con el social-liberalismo y la derecha para distanciarse de la razón de ser del movimiento y su protesta.
En cierta manera entiendo a Joan Boada. De verdad que le entiendo. Debe ser verdaderamente difícil conciliar eso de optar por gestionar el sistema con ser dirigente de una fuerza auto-denominada ecosocialista coaligada con grupos que se consideran anticapitalistas. Reconozco que yo me haría un lío de narices. Es por ello que tengo una sugerencia para él y su formación que quizás les pueda ayudar a solucionar su endémico dilema:
Es muy simple, señor Boada, mucho más de lo que parece. Tome partido. Clarifique posiciones. Abandone la ambigüedad. Asuma responsabilidades.
Si tan en contra está de la existencia de la Audiencia Nacional y de la criminalización del movimiento 15-M por parte de Felip Puig y sus esbirros, no declare ante el juez. Al igual que las encausadas y las miles de indignadas que les damos todo nuestro apoyo, rechace la legitimidad de la AN y de grupos parasitarios como Manos Limpias negándose a declarar en este proceso pantomímico y aceptando todas las consecuencias de su desobediencia. Sea valiente y dé la cara: sin matices, sin concesiones. Anuncie que, caiga quien caiga, usted no piensa declarar en el juicio. Exijan usted y su partido la retirada de todos los cargos a todos los encausados, así como la anulación del juicio, y pidan perdón por haber contribuido al aquelarre político-mediático contra el movimiento aquel día. Al fin y al cabo, ahora que ya no están en el gobierno no tienen tanto que perder.
Y sobre todo, señor Boada, como más vale prevenir que curar, la próxima vez que miles de personas salgan a la calle para poner en jaque al sistema y denunciar unos recortes sociales sin precedentes en la historia catalana reciente; la próxima vez que el 15-M le pida que no sea partícipe del flagrante ataque contra los derechos de las clases populares y los más desfavorecidos; haga usted el favor de escuchar, señor Boada, obedezca a su supuestamente base social y, ese día, quédese en casa.