Month: Abril de 2012

Crisis de los cuidados y crisis sistémica: la reproducción como pilar de la economía llamada real

Sandra Ezquerra|Revista de Estudios Feministas, vol. 2

Una de las principales aportaciones de la economía feminista en los últimos años ha sido la visibilización de las profundas limitaciones resultantes de la atención exclusiva de la economía neoclásica en los mercados, las actividades monetarizadas y los procesos de acumulación capitalistas. Dicha concentración no sólo presenta un sesgo de género importante dejando fuera del análisis económico a una parte importante de las mujeres del planeta, sino que además analiza la esfera de la economía mal llamada productiva como si fuera independiente respecto a otros ámbitos como la familia y los trabajos que en su seno se realizan. Esta especialización de la economía convencional en “lo productivo” ignora la existencia de vínculos profundos y dialécticos entre la economía de mercado y el cuidado de las personas y la reproducción de la vida, relegando estos últimos a la entidad de fenómenos secundarios y no económicos pertenecientes al ámbito del hogar y la intimidad. El hecho de que estas actividades hayan sido realizadas tradicionalmente por las mujeres de forma no remunerada en el marco de la familia contribuye a su invisibilización.

Diversas transformaciones sociales, económicas, políticas y demográficas acontecidas en las últimas décadas, sin embargo, han descubierto la importancia que para la economía tiene lo que sucede en los hogares y han puesto de manifiesto la fragilidad del equilibrio-separación entre ámbito público y privado sobre el que descansa la economía capitalista, provocando así la llamada crisis de los cuidados. Por crisis de los cuidados nos referimos a la puesta en evidencia y agudización de las dificultades de amplios sectores de la población para cuidarse, cuidar o ser cuidados. Dichas dificultades se manifiestan a raíz de una desestabilización del modelo tradicional de reparto de las responsabilidades sobre los cuidados y una reestructuración del conjunto del sistema socioeconómico, sin que se haya alterado por ello la división sexual del trabajo en los hogares ni la segmentación de género en el mercado laboral. Lejos de atañer  exclusivamente al ámbito del cuidado y la reproducción, entendemos que la crisis de los cuidados es síntoma y resultado de la profundización de las tensiones-divisiones que el capitalismo patriarcal ocasiona y sobre las que se erige, entre privado y público, entre reproductivo y productivo y, en última instancia, entre la satisfacción de las necesidades humanas y la generación de beneficio económico.

Aunque a priori pueda parecer contrario a la intuición, la aparición de la crisis de los cuidados presenta tanto inconvenientes como potencialidades. El inconveniente más visible es el vacío o ausencia de cuidados resultante de los cambios descritos o la generalización de la dificultad de amplios sectores de la población para poder cuidarse, cuidar o ser cuidados en diferentes momentos de su ciclo vital. La principal potencialidad de la crisis de los cuidados, por otro lado, yace sin duda en su visibilización de la insostenibilidad de la organización tradicional del cuidado, así como de la naturaleza inherentemente injusta y parasitaria respecto al trabajo reproductivo de la economía llamada productiva. La economía reconocida y valorada como real ha dependido históricamente de un trabajo invisible, gratuito y supuestamente altruista impuesto a las mujeres en la sombra de los hogares y las familias. La relegación social, cultural y física de las mujeres a esta esfera ha resultado imprescindible para garantizar la supervivencia y reproducción del sistema económico. La crisis de los cuidados ofrece una valiosa oportunidad para poner de manifiesto por un lado la importancia del cuidado y la reproducción como motor invisible de la economía y, por el otro, la opresión de género inherente a esta relación parasitaria entre ambas esferas. Dicho de otro modo, ayuda a dilucidar la subordinación de la lógica del bienestar y el cuidado a la lógica del beneficio económico, y muestra de manera clara el profundo vínculo existente entre las relaciones patriarcales y las del capital. Ofrece el potencial, además, de ayudar a repensar las premisas y el orden de prioridades sobre las que se erige el sistema así como de proponer alternativas radicalmente distintas. Dicha oportunidad, sin embargo, no está siendo aprovechada y el riesgo de lo que Amaia Pérez Orozco denomina en este mismo volumen un cierre reaccionario de la crisis de los cuidados o, peor aún, de su cronificación y ahondamiento, es cada vez mayor. Este riesgo se ve agudizado en el actual momento de crisis sistémica.

En el presente texto se analizan, en primer lugar, algunos de los principales factores que han generado la crisis de los cuidados. A continuación se examinan algunas de las respuestas políticas, económicas y sociales a ella y, en tercer lugar, se reflexiona sobre su externalización e internacionalización. Tanto en el segundo como en el tercer apartado se realiza un esfuerzo para demostrar que la actual crisis sistémica ha contribuido al cierre reaccionario, agravamiento y cronificación de la crisis de los cuidados y, en realidad, las respuestas políticas a la segunda se encuentran regidas por los mismos paradigmas desde los que se está abordando la primera. Éstos, en una actualización de los procesos de acumulación originaria como salvaguarda del sistema económico, devuelven una parte importante de las responsabilidades del cuidado y la reproducción previamente asumidas por el estado a las mujeres en los hogares, y su gestión a los mercados, como parte de una estrategia de re-privatización de la reproducción en aras del enriquecimiento de los mercados y la supervivencia de la economía considerada real…

Para leer artículo entero pinchar aquí: 38610-45662-2-PB-5